SÓLO EXISTE UNA RAZA: LA
HUMANA
Rita Levi-Montalcini
Rita Levi-Montalcini, importante neurobióloga y
Premio Nobel de Medicina, encabeza un importante manifiesto contra el racismo
I. Las razas humanas no existen. La existencia de
las razas humanas es una abstracción que se deriva de una falsa interpretación
de pequeñas diferencias físicas, que nuestros sentidos perciben, erróneamente
asociadas a diferencias "psicológicas" e interpretadas sobre la base
de prejuicios seculares. Estas abstractas subdivisiones, fundadas en la idea de
que los humanos constituyen grupos biológica y hereditariamente muy distintos
son puras invenciones que siempre se han utilizado para clasificar
arbitrariamente hombres y mujeres en "mejores" y "peores"
y, de esta manera, discriminar a los últimos (siempre los más débiles), después
de haberles achacado que son la clave de todos los males en todos los momentos
de crisis.
II. La humanidad no está formada por grandes y
pequeñas razas. Es, sin embargo y ante todo, una red de personas vinculadas. Es
verdad que los seres humanos se juntan en grupos de individuos, comunidades
locales, etnias, naciones y civilizaciones. Pero esto no sucede porque tengan
los mismos genes sino porque comparten historias de vida, ideales y religiones,
costumbres y comportamientos, formas y estilos de vida, incluso culturales. Las
agrupaciones nunca son estables a partir de los DNA idénticos; al contrario,
están sujetas a profundos cambios históricos: se forman, se transforman, se
mezclan, se fragmentan y se disuelven con una rapidez incompatible con los
tiempos exigidos por los procesos de selección genética.
III. El concepto de raza no tiene significado
biológico en la especie humana. El análisis de los DNA humanos ha demostrado
que la variabilidad genética en nuestra especie --menores que las de nuestros
"primos", los chimpancés, gorilas y orangutanes- está representado
sobre todo por diferencias entre personas de la misma población, mientras que
son menores las diferencias entre poblaciones y continentes diversos. Los genes
de dos individuos de la misma población son, como promedio, ligeramente más
similares entre ellos que las de aquellas personas que viven en continentes
diversos. Precisamente a causa de estas reducidas diferencias entre poblaciones
incluso los científicos racistas nunca definieron cuántas razas constituyen la
especie humana, estableciendo unas estimaciones que oscilan entre dos y
doscientas razas.
IV. Está ya consolidado el carácter falso,
construido y pernicioso, del mito racista, de la identificación de la
"raza aria" con la imagen de un pueblo belicoso, vencedor,
"puro" y "noble" con una buena parte de Europa, India y
Asia central como patria y una lengua que en teoría está en la base de las
lenguas indo-europeas. Bajo el perfil histórico, resulta extremadamente difícil
identificar a los arios, en tanto que pueblo, y la noción de familia
lingüística indo-europea que deriva de una clasificación convencional. Por el
contrario, los modernos datos arqueológicos indican que Europa fue poblada en
el Paleolítico por una población de origen africano y en el Neolítico se
sobrepusieron otros inmigrantes provenientes del Próximo Oriente. El origen de
los italianos actuales viene de los mismos inmigrantes africanos y meridionales
que constituyen hoy el tejido perennemente vivo de Europa. A pesar de ello la
dramática originalidad del racismo fascista se debe al aliado nazi la
identificación incluso de los italianos con los "arios".
V. Es una leyenda que los sesenta millones de
italianos de hoy desciendan de familias que habitaron la Italia de hace un
milenio. Los mismos romanos construyeron su imperio acogiendo a personas de
diversas procedencias, dándoles el estatus de cives romanos.
Los fenómenos de mestizaje cultural y social, que caracterizaron la historia de
toda la península -pero también los griegos, judíos, africanos, hispanos y los
considerados como "bárbaros"- produjeron la híbrido que llamamos
cultura italiana. Durante siglos, los italianos -aunque dispersos en el mundo y
viviendo en una Italia de pequeños Estados-continuaron identificándose y fueron
identificados con esta cultura global y variada, humanística y científica.
VI. No existe una raza italiana, sólo existe un
pueblo italiano. Italia se unificó como Nación sólo en 1860. Hoy varios millones
de italianos, en el pasado emigrantes y con frecuencia concentrados en ciudades
y barrios extranjeros, se consideran y son italianos. Una de nuestras mayores
riquezas es la de haberse mezclado con tantos pueblos y haber intercambiado sus
culturas, "cruzándose" física y culturalmente. Atribuir a una
inexistente "pureza de sangre" la "nobleza" de la
"Nación", significa reducir la homogeneidad de una supuesta
componente biológica y a los habitantes actuales del territorio italiano un
patrimonio milenio y extendido de culturas.
VII. El racismo es simultáneamente homicida y
suicida. Los imperios se convirtieron en tales gracias a la convivencia de
pueblos y culturas diversas, y se colapsaron cuando se fragmentaron. Así ha
ocurrido y sucede en las naciones con las guerras civiles y cuando, para
enfrentarse a las crisis, tomaron a las minorías como chivos expiatorios. El
racismo es suicida porque no sólo golpea a los que pertenecen a pueblos
distintos sino a los mismos que lo practican. La tendencia al odio indiscriminado
que lo alimenta se extiende por contagio de ideas a toda alteridad externa o
extraña con respecto a una definición cada vez más estrecha de la
"normalidad". Agrede a quienes están "fuera de la raya",
los "locos", los "pobres de espíritu", los gays y
lesbianas, los poetas, los artistas, los escritores alternativos, todos los que
no son homologables a tipologías humanas estándar, aunque sean quienes permiten
realmente a la humanidad cambiar continuamente y vivir. Todo sistema viviente
se mantiene tal si sólo es capaz de cambiar, y nosotros, los seres humanos,
cambiamos cada vez menos con los genes y siempre más con los inventos de
nuestros "benévolamente desordenados" cerebros.
VIII. El racismo discrimina, niega las relaciones,
introduce amenazas en los pensamientos y comportamientos diversos. Para los
defensores de la raza italiana, África aparece como una amenaza pavorosa y el
Mediterráneo es el mar que, simultáneamente, separa y une. Por esto, los
racistas sostienen que no existe una "común raza mediterránea". Para
rechazar todavía más a África, los científicos racistas levantan una barrera
contra "semitas" y "camitas", que son con los que podemos
entrar más fácilmente en contacto. La ciencia ha señalado que uno existe una
clara distinción genética entre los mediterráneos de Europa (occidentales) y
los de otra parte, orientales y africanos. Desde el punto de vista
paleontológico y genético, están absolutamente demostradas las teorías que
sostienen el origen africano de los pueblos de la tierra, comprendidos todos en
una única raza.
IX. Los judíos italianos son simultáneamente judíos
e italianos. Los judíos, como todos los pueblos migrantes (nadie emigra a
partir de una libre opción, sino que muchos lo son por necesidad) se han
esparcido por el Mundo y han formado parte de diversas culturas, manteniendo a
la vez su propia identidad de pueblo y religión. Así sucedió, por ejemplo, con
los armenios, con los mismos italianos emigrantes y así está ocurriendo con los
migrantes de ahora: africanos, filipinos, chinos, árabes de diversos países,
pueblos pertenecientes al Este europeo o a Sudamérica, etc. Todos estos pueblos
tuvieron la dolorosa necesidad de emigrar, pero también la suerte -en los
mejores casos- de enriquecerse uniendo su cultura a la de quienes les dieron
hospitalidad, enriqueciéndose igualmente, sin anular, cuando fue posible, ni la
una ni la otra.
X. La ideología racista está basada en el temor de
la "alteración" de la propia raza, aunque ser "bastardos"
represente un bien. Es totalmente ciega con respecto al hecho de que muchas
sociedades reconozcan que casarse fuera, incluso con los propios enemigos, está
bien porque saben que las alianzas son más preciosas que las barreras. Por lo
demás, en los humanos los caracteres físicos se alteran mucho más por las
condiciones de vida que por la selección, ya que las características
psicológicas de los individuos y los pueblos no están escritas en sus genes. El
mestizaje cultural es la base fundante de la esperanza de progreso que se
deriva de la constitución de la Unión Europea. Una Italia racista que se
fragmentase en "etnias" separadas, como ha ocurrido en la ex
Yugoeslavia, sería devastada y devastante ahora y en el futuro.
Las consecuencias del racismo son realmente
epocales: significan la pérdida de cultura y de plasticidad, homicidio y
suicidio, de fragmentación e implosión, incontrolables porque están originadas
por la repulsa indiscriminada hacia quienes se consideran los "otros"
y no "nosotros".
Firmantes
Rita Levi Montalcini. Neurobióloga. Premio Nobel de
Medicina.
Enrico Alleva, Docente di Etologia, Istituto Superiore di Sanità, Roma Guido Barbujani, Docente di Genetica di popolazioni, Università Ferrara
Marcello Buiatti, Docente di Genetica, Università di Firenze
Laura dalla Ragione, Psichiatra e psicoterapeuta, Perugia
Elena Gagliasso, Docente di Filosofia e Scienze del vivente, Università La Sapienza, Roma
Massimo Livi Bacci, Docente di demografia, Università di Firenze
Alberto Piazza, Docente di Genetica Umana, Università di Torino
Agostino Pirella, Psichiatra, co-fondatore di Psichiatria democratica, Torino
Francesco Remotti, Docente di Antropologia culturale, Università di Torino
Filippo Tempia, Docente di Fisiologia, Università di Torino
Flavia Zucco, Dirigente di Ricerca, Presidente Associazione Donne e Scienza, Istituto di Medicina molecolare, CNR , Roma
Enrico Alleva, Docente di Etologia, Istituto Superiore di Sanità, Roma Guido Barbujani, Docente di Genetica di popolazioni, Università Ferrara
Marcello Buiatti, Docente di Genetica, Università di Firenze
Laura dalla Ragione, Psichiatra e psicoterapeuta, Perugia
Elena Gagliasso, Docente di Filosofia e Scienze del vivente, Università La Sapienza, Roma
Massimo Livi Bacci, Docente di demografia, Università di Firenze
Alberto Piazza, Docente di Genetica Umana, Università di Torino
Agostino Pirella, Psichiatra, co-fondatore di Psichiatria democratica, Torino
Francesco Remotti, Docente di Antropologia culturale, Università di Torino
Filippo Tempia, Docente di Fisiologia, Università di Torino
Flavia Zucco, Dirigente di Ricerca, Presidente Associazione Donne e Scienza, Istituto di Medicina molecolare, CNR , Roma
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