FUNDAMENTOS DEL MÉTODO CIENTÍFICO
Por Universidad y Ciencia
La ciencia ha demostrado ser la herramienta principal y más fiable de
la especie humana para la adquisición de conocimiento cierto. Desde el inicio
de la revolución científica a mediados del siglo XVI, ningún otro modelo
filosófico ha logrado hacerle sombra. Su poder es evidente: permite descubrir y
comprender el universo que nos rodea, otorga la posibilidad de desarrollar
tecnologías avanzadas, pone en nuestras manos la capacidad de alcanzar
conclusiones objetivas. En cada instante de su evolución, la ciencia ha
ofrecido a la humanidad lo más parecido a la verdad que era posible conseguir
en ese momento.
Y no sólo eso. La ciencia ha tenido también el
poder de traernos beneficios inmensos, ayudándonos a derrotar los males de la
humanidad, aquellos que nos arrastraron desde la pobreza, la ignorancia y la
superstición de la Edad Media hasta las sociedades contemporáneas. Antes de su
llegada, todos los humanos vivíamos en una versión extrema de lo que hoy en día
llamamos Tercer Mundo. Gracias a la ciencia, la esperanza de vida para la
generalidad de nuestra especie ha aumentado de 30 a 70 años: más de una vida
extra para cada ser humano, incluyéndote a ti. Uno de cada tres niños
moría antes de alcanzar los cinco años de edad; ahora sobreviven 19 de cada 20
y, en los países más desarrollados, 99 de cada 100. Todo lo que nos rodea es
resultado en mayor o menor medida de la Revolución Científica. Incluso en el
plano de las ideas, resultaría muy complicado imaginar los modernos conceptos
de libertad, derechos y democracia si nadie hubiera puesto en tela de juicio el
orden tradicional y las supercherías antiguas a través de formas de pensamiento
crítico cuya historia discurre trenzada inseparablemente a la historia del
pensamiento científico.
Pero, ¿por qué la ciencia es tan poderosa? ¿Qué
tiene tan especial, para habernos dado tanto en tan poco tiempo? ¿Es verdaderamente
posible que haya una vía para conocer la Verdad, así, con ve mayúscula? ¿Por
qué todo lo que hace la ciencia y su hija, la tecnología, termina por triunfar
tarde o temprano, mientras que las demás cosas que hacemos los humanos son tan
impredecibles y frecuentemente se saldan con clamorosos fracasos?
La clave del poder de la ciencia radica en
el método científico. El método científico es una forma de buscar
el conocimiento mediante la observación y el razonamiento estrictos, de manera
sistemática y con el objetivo de hallar principios y leyes generales de validez
universal. El método científico está diseñado de tal modo que toda subjetividad
humana desaparezca, dejando únicamente los hechos y razonamientos objetivos.
Al aplicar con rigor el método científico, sólo
puede quedar la verdad desnuda, o lo más parecido a la verdad desnuda que es
posible conocer en ese momento específico: una verdad provisional tan próxima a
la certeza como sea posible. A diferencia de lo que ocurre con los dogmas y
doctrinas, el método científico se vuelve aún más fuerte cuando alguien lo
utiliza para demostrar que una verdad establecida resulta ser falsa o
incompleta: la ciencia tiene esa capacidad de corregirse a sí misma
constantemente, refinando el conocimiento humano cada vez más y mejor. Algunos
creen que este carácter eternamente provisional del conocimiento científico es
una prueba de su debilidad frente a doctrinas tradicionales que pretenden
contener la Verdad Absoluta. Pero se trata, en realidad, de su mayor fortaleza:
la ciencia se extiende, avanza y mejora día a día, mientras que los dogmas no
pueden evolucionar por su propia naturaleza de Verdad Absoluta y, por tanto, no
mejorable.
Existen varias aproximaciones posibles al método
científico. La más clásica, que inspira a todas las demás, es el llamadomodelo
hipotético-deductivo. El método hipotético-deductivo consta de siete pasos,
siempre en el mismo orden:
1. Observa: identifica
con claridad el fenómeno que vas a estudiar, obsérvalo con atención y reúne
todos los datos disponibles sobre el mismo. Delimítalo con nitidez: qué está
dentro de tu estudio y qué queda fuera del mismo. Ponlo por escrito y reléelo
con frecuencia.
2. Crea una hipótesis: una
vez tengas una visión global del fenómeno, imagina una explicación razonable
que lo describa en su totalidad. Esto se llama una hipótesis. La
hipótesis debe ser formulada con completa precisión, sin ambigüedad alguna en
las palabras. Si es necesario, explicarás exactamente qué quieres decir con
cada una de tus palabras; más a menudo, usarás lenguaje técnico con sentido
específico. Estamos buscando una conclusión científica, no preparándonos para
una discusión a punta de triquiñuelas lingüísticas.
3. Haz una predicción: como
si fueras un adivino o una bruja, debes utilizar tu hipótesis para predecir
algo que ocurrirá en el futuro si ésta es correcta; y diseñar un experimento
para comprobarlo. Siempre, siempre, la carga de la prueba recae sobre
quien afirma la hipótesis y la predicción.
4. Haz el experimento: tu
experimento no debe estar diseñado en primer lugar para dar pábulo a tu
predicción,sino para demostrar su falsedad por todos los medios. Sí,
como suena: tienes que ir con todas tus fuerzas contra tu propia hipótesis. Con
ferocidad y mala leche. Sólo cuando se demuestre más allá de toda duda que las
predicciones de tu hipótesis se cumplen, podrás comenzar a pensar que es
verdadera. Tu experimento, además, debe ser reproducible: cualquier
otro científico con equipo similar, en cualquier otro momento y lugar, debe ser
capaz de repetirlo y validarlo independientemente.
5. Vuelve al paso 1, hasta
que no haya discrepancias entre los resultados de tus experimentos y las
predicciones de tu hipótesis. Sólo entonces puedes pasar al siguiente nivel:
6. Extiende, expande e
integra: busca otros fenómenos análogos y repite el proceso.
Profundiza. Al final, estarás en condiciones de proponer una ley que
explique las observaciones en su totalidad y realice predicciones válidas para
todos los casos.
7. Formula una teoría: la teoría,
a diferencia de lo que la gente cree, es el último paso y el más sólido de
todos ellos; una teoría reúne estas leyes e hipótesis verificadas en un sistema
de conocimiento completo, global, que se integra con el resto de la ciencia. Y
aún y así, podrá ser criticada y desafiada en todo momento, pero siempre
empezando de nuevo por el paso 1.
Todos los pasos son imprescindibles y deben
completarse en el orden expuesto. No importa lo rígido que parezca: igual que
un solo cambio de signo en un problema matemático producirá un resultado
erróneo, una sola falta en la aplicación del método científico dará lugar a
conclusiones falsas y descabelladas.
A cambio, la ciencia compartirá contigo su poder:
la capacidad de descubrir, de comprender, de construir, de desarrollar. La
posibilidad de avanzar y de soñar cosas verdaderas.
Y además, será muy difícil que te engañen y que
te manipulen. Cuando alguien intente colarte alguna afirmaciónindiscutible,
alguna verdad de las que sabe todo el mundo o cualquier charla de supuesto
sentido común, recuerda: la carga de la prueba recae siempre sobre
quien afirma. Quien afirma, debe probar. Y probar, lo que se dice probar,
sólo se puede hacer verdaderamente usando el método científico.
El método científico nos arrancó de las tinieblas
de la miseria y de la ignorancia para llevarnos a las sociedades modernas a una
comprensión profunda de la vida, del mundo y del universo, que sólo ahora
comenzamos a vislumbrar. También puede conducirnos a la destrucción de formas
nunca antes sospechadas, pero eso es independiente de la ciencia misma, y por
ello exige que pensemos en una nueva sociedad, política y económicamente
democrática y organizada sobre la base del respeto a la autodeterminación de
las naciones, una sociedad que, gracias a la ciencia, también se libere para
siempre de los dogmas del pasado y sea consciente de sus esperanzas y de sus
peligros. Nunca antes tuvimos una herramienta tan poderosa. Ni tanta
responsabilidad.
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